Una ráfaga de tiros en medio de la noche y desconocidos alejándose de una casa de una barriada de Panamá donde yacen varios cuerpos, a veces, hasta de niños y mujeres. Un hombre, el objetivo del asalto, logró escapar esta vez de unos atacantes que probablemente fueron sus compinches y seguirán la cacería. Estos son un hechos cada vez más habituales en este país, según admiten a EFE sus autoridades policiales.
Esa dinámica, derivada de la escisión de una poderosa pandilla, las organizaciones criminales que en Panamá controlan la droga en la calle, ha sido una de las principales razones del alza de los homicidios en el país incluso en tiempos de pandemia, cuando se suponía que las restricciones a la movilidad generarían una merma de estos crímenes, como ocurrió en otros sitios de la región.
Entre enero y agosto pasados se registraron en Panamá 345 homicidios, un 21,4 % más que en igual período de 2019, según las cifras más recientes de la Fiscalía, pero el aumento llegó a ser del 35,1 % al compararse los 269 asesinatos del primer semestre de este 2020 con los 199 del mismo período del 2019.
"El 68,7 % de todos los homicidios está relacionado al crimen organizado, llámese actividades como ajuste de cuentas, rencillas, narcotráfico y pandillerismo", dijo en una entrevista con EFE el director de la Policía Nacional, comisionado Jorge Miranda.
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CONTROL TERRITORIAL Y VENGANZA
En diciembre pasado la cárcel La Joyita, una de las más hacinadas de Panamá, fue escenario de la matanza a tiros de 15 reos, todos supuestos miembros de la pandilla "Bagdad", una de las más poderosas del país y vinculada al narcotráfico, en lo que supuso su fractura.
"Esa ruptura trajo consecuencias en la calle por el control territorial y ajustes de cuentas", afirmó el comisionado Miranda, algo que se reflejó en las estadísticas de enero de 2020, cuando se registraron 65 homicidios, un 51 % más que en igual mes del 2019.
La tendencia al alza de los asesinatos se mantuvo durante los primeros siete meses del año coincidiendo con el confinamiento iniciado en marzo a causa de la pandemia, que hasta ahora ha dejado en Panamá alrededor de 107.000 contagios y 2.300 muertes.
"Con el confinamiento mucha gente pensó que la criminalidad también se iba a quedar en casa, pero la criminalidad es dinámica", y se potenció con la "fragmentación de grupos criminales que generó una cacería entre rivales", afirmó a EFE el sociólogo especialista en criminología Fernando Murray.
Hasta ahora agosto, con 30 homicidios, es el único mes que exhibe una bajada respecto al mismo lapso del año pasado (44 casos).
"Hemos trabajado las diferentes estructuras (de pandillas y narcotráfico), principalmente los cabecillas, lo que ha traído una merma de su actividad en la calle. En agosto hubo una reducción de los homicidios respecto del año pasado y estamos confiados en que en los próximos meses el trabajo que se ha ido desarrollando va a generar mejores resultados", dijo Miranda.
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PANDILLAS CON PODER DE FUEGO
Las pandillas en Panamá controlan territorios para la venta y tráfico de drogas, asesinatos por encargo, y han evolucionado hacia la cohesión, explicó Murray, director de la Escuela de Sociología de la estatal Universidad de Panamá y exsubdirector del Instituto de Criminología de esta casa de estudios.
"Hay autoridad criminal, una línea vertical de poder. Ahora esas fuerzas se han constituido en tres grandes bloques, las pandillas Calor Calor, Bagdad y la que se hace llamar Afganistán, que es una escisión de la Bagdad, y eso es muy peligroso", añadió.
Miranda indicó que las pandillas tienen "mucho poder de fuego" cuando se enfrentan y "olvidan que entre las víctimas pueden estar sus familiares" y personas inocentes, como ocurrió "este fin de semana cuando una niña de 4 años muere producto de un atentado contra uno de los sujetos, a él no le impactan pero sí a la hija".
FALTA PREVENCIÓN
El gran problema en Panamá es la falta de una "política criminológica, es decir, de la planificación en materia de prevención, intervención y represión" del delito, dijo Murray.
"No hay prevención y lógicamente todo termina en represión", dijo el experto, que como miembro del Instituto de Criminología participó hace más de tres lustros en la redacción de una propuesta de Política Criminológica que se convirtió en decreto en 2006 pero que, alertó, no ha tenido una aplicación práctica.
El director Miranda afirmó que el Ministerio de Seguridad trabaja en una propuesta de ley "orientada a presentar una política con mayor énfasis en la prevención".
"Se pretende poner en materia tanto la política criminal como la criminológica desde un punto de vista simétrico, es decir, que tengan el mismo valor la prevención, la represión y la resocialización, porque se necesita un balance", agregó.
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